COMIENZOS PROMETEDORES (LXX)

 

97. Fausto, Goethe


 FAUSTO*

¡Ay de mí! Ya he estudiado filosofía, 

derecho, medicina y por desgracia también teología,

muy a fondo y con ardoroso esfuerzo. 

Y ahora aquí estoy, pobre loco,

soy tan sabio como antes de empezar;

tengo título de licenciado y hasta de doctor,

y ya es el décimo año que arrastro 

de aquí para allá y de arriba abajo

a mis discípulos bien amarrados, 

y veo que nada podemos saber.

Esto ya casi me está quemando el corazón. 

pues aunque soy algo más listo que todos esos torpes

doctores, licenciados, escribanos y curas;

y no me atormentan escrúpulos ni dudas,

ni el infierno o el demonio me asustan,

a cambio ha huido de mí toda alegría;

no creo saber nada de modo correcto

ni me hago ilusiones de poder enseñar algo

o de mejorar a los hombres o poder cambiarlos.

Tampoco tengo bienes ni dinero

ni los honores y magnificencias del mundo.

¡Esta vida no la querría ni un perro!

Por eso me he entregado a la magia

a ver si por la fuerza o por la boca del espíritu

algún misterio me es revelado

ya no necesito sudar la gota amarga

por tener que decir lo que en realidad ignoro;

a ver si al fin conozco lo que el mundo

en su más hondo interior tiene encerrado,

a ver si veo la fuerza productora y la semilla

y ya no necesito seguir removiendo palabras.

(trad. Helena Cortés Gabaudan)




Comentarios