COMIENZOS PROMETEDORES (LXXII)

 

99. El corazón delator, Edgar Allan Poe

¡Es verdad! Soy muy nervioso, espantosamente nervioso, siempre lo he sido; pero, ¿por qué pretendéis que esté loco? La enfermedad ha aguzado mis sentidos, sin destruirlos ni apagarlos. Tenía el oído muy fino; nadie lo igualaba; he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra, y no pocas del infierno. ¿Cómo puedo estar loco? ¡Atención! Ahora veréis con qué sano juicio y con qué calma puedo contaros toda la historia.



Comentarios