COMIENZOS PROMETEDORES (LXIX)

 

96. Ricardo III, Shakespeare


ACTO PRIMERO 

ESCENA I

(Una calle de Londres)

GLOUCESTER. Ahora el invierno de nuestro descontento se transfigura en glorioso verano gracias a este sol de York; y todas las nubes que se cernían sobre nuestra casa yacen sepultadas en las entrañas del océano. Ahora se adornan nuestras frentes con laureles de victoria; nuestras hendidas armas penden como trofeos; nuestros gritos de alarma se convierten en alegres tertulias; nuestros coléricos desfiles en apacibles bailes. La hosca faz de la guerra ha limado su ceño fruncido y, en lugar de montar caballos armados para amedrentar a las almas de nuestros temerosos enemigos, danza con ligereza en la alcoba de una dama, al son lúdico y lascivo de un laúd...

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