COMIENZOS PROMETEDORES (LXIII)

 


85. La guerra de los mundos, H. G. Wells

Cap. I La víspera de la guerra 

Nadie habría creído en los últimos años del siglo XIX que este mundo era observado con mucha atención y minuciosidad por inteligencias superiores a las del hombre, aunque tan mortales como la suya; que mientras los seres humanos se dedicaban a sus diversas ocupaciones eran escudriñados y estudiados, quizá casi tan de cerca como cualquiera podría observar con un microscopio las fugaces criaturas que pululan y se multiplican en una gota de agua. Con una suficiencia infinita iban y venían los hombres por el mundo, ocupados en sus pequeños negocios, serenos en la seguridad de su imperio sobre la materia. Es posible que, bajo el microscopio, los infusorios se comporten de la misma manera. A nadie se le ocurrió pensar que en los mundos más antiguos del espacio podían originarse peligros para los humanos, y no los estudiaban más que para rechazar como imposible o improbable la idea de que existiese vida. Resulta curioso recordar algunos hábitos mentales de aquellos tiempos. Como mucho, los habitantes de la Tierra se imaginaban que en Marte podían existir otros hombres, quizá inferiores a ellos, y dispuestos a dar la bienvenida a una expedición misionera. Sin embargo, desde el otro lado del abismo espacial que nos separa, mentes que son a las nuestras lo que las nuestras a las bestias perecederas, inteligencias profundas, frías e indiferentes, miraban a nuestra Tierra con ojos envidiosos, y lenta, pero firmemente, trazaban sus planes contra nosotros. Y a comienzos del siglo XX llegó la gran desilusión. (trad. Rafael Santervás)



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