DON QUIJOTE Y LOS LEONES (EL QUIJOTE II, Cap. XVII) EL CABALLERO DE LOS LEONES

LA AVENTURA DE LOS LEONES

Lloraba Sancho la muerte de su señor, que aquella vez sin duda creía que llegaba en las garras de los leones; maldecía su ventura y llamaba menguada la hora en que le vino al pensamiento volver a servirle; pero no por llorar y lamentarse dejaba de aporrear al rucio para que se alejase del carro. Viendo, pues, el leonero que ya los que iban huyendo estaban bien desviados, tornó a requerir y a intimar a don Quijote  lo que ya había requerido e intimado, el cual respondió que lo oía y y que no se curase de más intimaciones y requerimientos, que todo sería de poco fruto, y que se diese priesa. 




Comentarios