COMIENZOS PROMETEDORES (XLI)
48. Poema de Mio Cid
De los sos ojos tan fuertemientre llorando,
tornava la cabeça e estávalos catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañados,
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos
e sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Cid bien e tan mesurado:
— ¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto! ¡
Esto me an buelto mios enemigos malos! —
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