COMIENZOS PROMETEDORES (XXXI)
38. La señora Dalloway, Virginia Woolf
La señora Dalloway dijo que las flores las compraría ella.
Porque Lucy tenía ya trabajo suficiente. Había que desmontar las puertas, venían los operarios de Rumpelmeyer y, además, pensó Clarissa Dalloway, la mañana tenía la misma transparencia que si estuviera destinada a unos niños en la playa. (trad. José Luis López Muñoz).
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