PERIBÁÑEZ Y EL COMENDADOR DE OCAÑA (3). «Y PARÉCESTE A TI MISMO PORQUE NO TIENES IGUAL».


PERIBÁÑEZ
 Casilda, mientras no puedas
excederme en afición,
no con palabras me excedas.
    Toda esta villa de Ocaña
poner quisiera a tus pies,
y aun todo aquello que baña
Tajo hasta ser portugués,
entrando en el mar de España.
    El olivar más cargado
de aceitunas me parece
menos hermoso, y el prado
que por el mayo florece,
solo del alba pisado.
    No hay camuesa que se afeite
que no te rinda ventaja,
ni rubio y dorado aceite
conservado en la tinaja,
que me cause más deleite.
    Ni el vino blanco imagino
de cuarenta años tan fino
como tu boca olorosa,
que como al señor la rosa
le güele al villano el vino.
    Cepas que en diciembre arranco
y en otubre dulce mosto,
[ni] mayo de lluvias franco,
ni por los fines de agosto
la parva de trigo blanco,
    igualan a ver presente
en mi casa un bien que ha sido
prevención más excelente
para el invierno aterido
y para el verano ardiente.
    Contigo, Casilda, tengo
cuanto puedo desear,
y solo el pecho prevengo;
en él te he dado lugar,
ya que a merecerte vengo.
    Vive en él; que si un villano
por la paz del alma es rey,
que tú eres reina está llano,
ya porque es divina ley,
y ya por derecho humano.
    Reina, pues que tan dichosa
te hará el cielo, dulce esposa,
que te diga quien te vea:
«la ventura de la fea
pasose a Casilda hermosa».



CASILDA

   Pues yo, ¿cómo te diré
lo menos que miro en ti,
que lo más del alma fue?
Jamás en el baile oí
son que me bullese el pie,
    que tal placer me causase
cuando el tamboril sonase,
por más que el tamborilero
chiflase con el guarguero
y con el palo tocase.
    En mañana de San Juan
nunca más placer me hicieron
la verbena y arrayán,
ni los relinchos me dieron
el que tus voces me dan.
    ¿Cuál adufe bien templado,
cuál salterio te ha igualado?
¿Cuál pendón de procesión
con sus borlas y cordón,
a tu sombrero chapado?
    No hay pies con zapatos nuevos
como agradan tus amores,
eres entre mil mancebos
hornazo en Pascua de Flores
con sus picos y sus huevos.
    Pareces en verde prado
toro bravo y rojo echado;
pareces camisa nueva,
que entre jazmines se lleva
en azafate dorado.
    Pareces cirio pascual
y mazapán de bautismo
con capillo de cendal,
y paréceste a ti mismo
porque no tienes igual.


CURA
   !Ea!, bastan los amores;
que quieren estos mancebos
bailar y ofrecer.



NOTAS

camuesa: fruto del camueso (variedad del manzano).

se afeite: se adorne.

que no rinda ventaja: que no admita tu superioridad

franco: abundante, pródigo.

prevengo: preparo.

verbena: planta herbácea con propiedades afrodisíacas.

arrayán: mirto, murto.

relinchos: gritos de felicidad.

azafate: canastillo tejido de mimbre.

capillo: paño para cubrir las ofrendas.


Acto I, fragmento cuarto: los novios declaran su amor (2). "Peribañez y el Comendador de Ocaña"

Ambos desposados, exultantes y dichosos, se prodigan piropos. Importa destacar que Lope de Vega se aleja de las manidas metáforas y nos ofrece una serie de imágenes inspiradas en la más inmediata realidad cotidiana. Como señala con gran tino Edward M. Wilson, estos dos parlamentos se alejan «del lenguaje convencional de la poesía galante del siglo XVII con sus llamas, sus heridas y sus flechas de oro, con el sol, la luna, los cielos, las flores...».   
El diálogo, en conjunto, condensa la recíproca admiración de los recién casados, sin traicionar el decoro exigido, en versos de franco lirismo. Frente a las estereotipadas quejas de D. Fadrique (cuya raigambre petrarquista no admite duda), propias del hombre melancólico y enfermo de amor, aquí domina la cotidianeidad, el triunfo de la sencillez, la celebración del modus vivendi/modus amandi rural. Los símiles aluden al olivar, a la camuesa, al prado florido, al vino, a la parva de trigo, a las camisas limpias, al toro bravo, etc. Esto es, campos semánticos vinculados a la naturaleza, a la tierra, a la gastronomía, a la realidad viva e inmediata de los labradores.



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