EL GRIAL (1)





Cap. XXIII. Cómo todos los caballeros de la Mesa Redonda fueron ayuntados

Y ellos estando así, entró en el palacio el santo Grial cubierto de un jamete blanco, mas no había hombre que viese quién lo traía. E tanto que entró el fue el palacio tan cumplido de tal olor como si toda las especias del mundo ahí fuesen. Y él fue por medio del palacio de una parte y de otra, y alrededor de las mesa; y por donde pasaba fueron las mesas cumplidas como en su corazón deseaba cada uno. Y después que cada uno tuvo lo que necesitaba, salió el santo Grial tan presto que ninguno supo qué era de él, ni por cuál parte se fue. 

La demanda del santo Grial (adaptación)

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