¿Qué se hizo el rey don Juan?
olores: 'perfumes'.
chapadas: 'hermosas, gentiles, gallardas".
Desarrolla Jorge Manrique en estas coplas (XVI-XVII) el manido tópico del Ubi sunt? ('¿dónde están?'), empleado por los autores latinos para llorar la desaparición de personajes ilustres y reflexionar sobre la voracidad destructora del tiempo. El empleo magistral de una serie de interrogaciones retóricas parece llevarnos a todos, como lectores sensibles y seres mortales, a tomar vívida conciencia de la inexorable caducidad de cuantos bienes materiales disponemos en este mundo. He aquí uno de los temas capitales que vertebran la composición: la fugacidad, la brevedad, el carácter efímero de nuestra aventura existencial.
El poeta pregunta por reyes y nobles ya desaparecidos, evoca días fenecidos de gloria y esplendor. Y lo hace sin renunciar a ese tono solemne y sereno tan singular en las Coplas. Comentaba Pedro Salinas que «hay en estos 24 versos un temblor, un estremecimiento que los distingue y separa de todos los demás de la elegía, trémolo carnal, el temblor de la sensualidad, el temblor de los goces de los sentidos».
Alude nuestro poeta a un tiempo dichoso de la corte de Juan II de Castilla (1406-1454), con grandes lujos caballerescos, concebido como una suerte de «paradigma del buen tiempo pasado» (Vicente Beltrán). A renglón seguido, menciona a los infantes de Aragón, hijos de Fernando de Antequera, tío y tutor del rey castellano Juan II y más tarde, rey de la corona de Aragón.
Lo cierto es que nada falta ni sobra en las memorables sextillas. La enseñanza, el mensaje moral contenido es bien diáfano: tarde o temprano, la a edad a todos nos derrota, incluso a los poderosos y nobles. El estatus social o político y la riqueza no pervivirán con el paso de los años.
ACLARACIONES
La imagen de la «verdura de las eras» alude a la vegetación que crece en un terreno donde se trilla la mies y que, sin agua, no subsiste. Se trata, por tanto, de una sutil metáfora que viene a concentrar el carácter efímero de nuestro tránsito terrenal, y en la que se atisban, además, ciertas resonancias de pasajes bíblicos. En los Salmos, por ejemplo, podemos leer: «Los días del hombre son como la hierba; como la flor del campo así florece» (Sal 102, 15).
Las justas ('combates singulares entre caballeros') y los torneos ('los de tipo colectivo') representaban quehaceres típicamente cortesanos. El poeta, sin duda, hace referencia a la esplendorosa época de la caballería durante el reinado del ya mencionado Juan II.
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