ROMANCE DE ÁLORA LA BIEN CERCADA




 


 ROMANCE DE ÁLORA LA BIEN CERCADA

Álora, la bien cercada,

tú que estás en par del río,

cercóte el Adelantado

una mañana en domingo,

de peones y hombres de armas

el campo bien guarnecido;

con la gran artillería

hecho te habían un portillo.

Viérades moros y moras

subir huyendo al castillo;

las moras llevan la ropa,

los moros harina y trigo,

y las moras de quince años

llevaban el oro fino,

y los moricos pequeños

llevan la pasa y el higo.

Por encima del adarve

su pendón llevan tendido.

Allá detrás de una almena

quedado se había un morico

con una ballesta armada

y en ella puesto un cuadrillo.

En altas voces diciendo

que del real le han oído:

—¡ Tregua, tregua, Adelantado,

por tuyo se da el castillo!

Alza la visera arriba

por ver el que tal le dijo:

asaetárale a la frente,

salido le ha al colodrillo.

Sácole Pablo de rienda

y de mano Jacobillo,

estos dos que había criado

en su casa desde chicos.

Lleváronle a los maestros

por ver si será guarido;

a las primeras palabras

el testamento les dijo.

(1) adelantado: gobernador de una provincia fronteriza, con autoridad para asuntos civiles y militares.
(2) cuadrillo: flecha de madera y cuadrangular
(3) visera: parte de la armadura que cubre el rostro, sin impedir la vista.
(4) guarido: curado.

Este romance fronterizo narra un hecho histórico: la muerte del Adelantado Mayor de Andalucía, don Diego Gómez de Ribera, en mayo de 1434, en el cerco de Álora (población de la actual provincia de Málaga). Como en otros muchos romances, destacan la prosopopeya (personificación) de una localidad, la utilización de diminutivos, anáforas y enumeraciones,  el dinamismo y la notable fuerza emocional que transmite en conjunto. Por otra parte, un asedio dominical («una mañana de domingo») parece sugerir, en último término, una suerte de castigo divino. El tema central, traición y muerte de D. Diego, se concentra magistralmente en los vv. 27-30:«Alza la visera arriba,/por ver el que tal le dijo:/asestárale a la frente,/salido le ha al colodrillo». Un «morico», escondido y armado con una ballesta, dispara con esta la flecha que atraviesa al Adelantado de la frente a la parte posterior de su cabeza.








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