Tu más conocida "cliéntula" (el conjuro de Celestina)


CELESTINA.-  Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos, que los hirvientes étnicos montes manan, gobernador y veedor de los tormentos y atormentadores de las pecadoras ánimas, regidor de las tres Furias, Tesífone, Megera y Aleto, administrador de todas las cosas negras del reino de Estigia y Dite, con todas sus lagunas y sombras infernales, y litigioso Caos, mantenedor de las volantes harpías, con toda la otra compañía de espantables y pavorosas hidras. Yo, Celestina, tu más conocida cliéntula, te conjuro por la virtud y fuerza de estas bermejas letras; por la sangre de aquella nocturna ave con que están escritas; por la gravedad de aquestos nombres y signos que en este papel se contienen; por la áspera ponzoña de las víboras de que este aceite fue hecho, con el cual unto este hilado. Vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad y en ello te envuelvas y con ello estés sin un momento te partir, hasta que Melibea, con aparejada oportunidad que haya, lo compre, y con ello de tal manera quede enredada que, cuanto más lo mirare, tanteeo más su corazón se ablande a conceder mi petición. Y se le abras, y lastimes del crudo y fuerte amor de Calisto, tanto que, despedida toda honestidad, se descubra a mí y me galardone mis pasos y mensaje. Y esto hecho, pide y demanda de mí a tu voluntad. Si no lo haces con presto movimiento, tendrasme por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes y oscuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro. Así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.

(1) Plutón: dios de los infiernos e hijo de Saturno en la mitología clásica. Alusión a Satanás. 
(2) los hervientes étnicos montes: alusión oblicua al Etna, el volcán de Sicilia.
(3) las tres furias, Tesífone, Megera y Aleto: alusión a las Erinias de la mitología clásica, divinidades que se ocupaban de los castigos infernales.
(4) destas bermejas letras: se refiere al papel escrito con sangre de murciélago.

Ríos de tinta ha hecho correr la compleja cuestión de la magia en La Celestina, con posiciones críticas diversas y no pocas veces encontradas. Sobra decir que, en el aquel contexto histórico, no solo en el ámbito estricto de la Península, sino también en otros países europeos, las prácticas mágicas eran sobradamente conocidas.  

Pármeno, criado de Calisto, realiza en el acto I una prolija descripción del laboratorio de la alcahueta y hace alusión a un lugar apartado donde esta guardaba todos los ingredientes «para remediar amores y para se querer bien». En otras palabras, para elaborar los filtros amorosos que eran demandados por muchas gentes del lugar.

Después de haber recibido la cien monedas de Calisto, Celestina se apresta a realizar su famoso conjuro (escena 3, acto III). Se trata de una philocaptio, un tipo de rito mágico empleado con el fin de despertar en la víctima el deseo amoroso por una persona determinada. El procedimiento consistía en la preparación de una serie de sustancias para lograr la materialización del demonio en el hilado —y que este actuase sobre la voluntad de Melibea—. Rojas, por otra parte, juega con la semejanza existente entre el hilado y una serpiente enroscada, cuya simbología negativa nos remite a los textos bíblicos. «Te llevo ya envuelto», dice al final de su parlamento Celestina. ¿A quién se lleva envuelto? Al diablo, claro está, para llevarlo a casa de Melibea. 

En cuanto a su articulación formal, el conjuro presenta una estructura tripartita: 

a) Se inicia con la preceptiva invocación al demonio, con una formulación más literaria que realista, caracterizada por un exceso de retórica y con una extensísima enumeración en la que se caracteriza de forma peyorativa al ser maligno.

b) Descripción de los elementos empleados y mandato. 

c) Se cierra con la formulación del pacto con el diablo y una amenaza en caso de que se quebrante el compromiso de cumplimiento (no hay ruego ni petición, es una orden taxativa).

Lo que aquí nos interesa subrayar es que el conjuro, como tal forma literaria, tiene una construcción, una estructura determinada, reconocible en todos aunque lógicamente variada de unos a otros. En él suele haber siempre: una invocación o imprecación al demonio, un mandato sobre el propósito o finalidad del conjuro y un pacto o compromiso de cumplimiento, muchas veces bajo condición o amenaza.

 Pérez Priego, Miguel Ángel. «El conjuro de Celestina» En Pilar Carrasco Cantos ed. El mundo como contienda: estudios sobre La Celestina. Málaga: Universidad de Málaga, 2000, pp.  77-88-

Canal UNED - El conjuro de Celestina. Comentario de texto

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Este líquido, considerado como extraordinariamente ponzoñoso y dotado, según los magos, de fuerza diabólica especial debido a la tradicional afición del demonio a disfrazarse de serpiente, se utiliza en el conjuro para prestar verosimilitud a la philocaptio de Melibea. Será bajo el pretexto de vender hilado como la vieja intentará entrar en la casa de Melibea. Para hechizar a la joven es necesario que, al salir Celestina, deje al demonio oculto en la casa para completar el hechizo. Nada más obvio que esconderlo dentro del hilado. Ahora bien: una madeja de hilado recuerda, si bien lejanamente, una culebra enroscada. Partiendo de esta asociación de ideas muy característica de las artes vedadas, se explica fácilmente el papel del aceite serpentino en el conjuro. Veremos luego cómo Rojas, mucho más tarde, insiste en el hecho de que Melibea misma, sin enterarse de la significación de lo que dice, relaciona la philocaptio de que es víctima con sensaciones que le hacen pensar en mordeduras de serpiente. El demonio celestinesco funciona bajo el símbolo de una serpiente.
Russell, P. E. «La magia como tema integral de La Celestina». Studia philologica: homenaje a Dámaso Alonso vol. 3. Madrid: Gredos, 1963. Reproducido en Russell, Peter E., Temas de La Celestina y otros estudios: del Cid al Quijote. Barcelona: Ariel, 1978, pp. 241-276 .

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Quiero suponer que ningún lector, pasado o actual, entenderá que la culminación sexual de los amores de Calisto y Melibea es gracia otorgada por Dios a la pareja a causa de los rezos de la doncella, del joven o de la propia Celestina. En lógico paralelismo entiendo que nadie debería atribuir a efectos de la magia la claudicación de Melibea. Hay, sí, utilización, y estimo que convencida, de rituales mágicos y hechiceros por parte de la alcahueta, exactamente igual que hay visitas a la iglesia y rezos por parte de unos y otros. ¿Es a causa de la magia y/o de las plegarias religiosas por lo que se llega a la realización sexual? ¿O es por otros motivos, al margen de prácticas supersticiosas, aunque unas y otras sean ejecutadas con absoluta credulidad por los interesados?

                 Emilio de Miguel Martínez, «La Celestina» de Rojas, Madrid, Gredos, 1996, pp. 111-112.



 

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