EN EL BOSQUE DEVASTADO





Cuenta la historia que cuando Galaz se fue del Castillo de las Doncellas cabalgó hasta llegar al Bosque Devastado. Un día se encontró con Lanzarote y con Perceval que cabalgaban juntos. Ellos no lo reconocieron, pues llevaba armas que no estaban acostumbrados a ver. Lanzarote le ataca el primero, quebrando su lanza en medio del pecho; Galaz lo golpea con tanto vigor que lo derriba a él y a su caballo, pero sin hacerle ningún otro daño. Sacó entonces la espada, pues tenía la lanza rota, y hiere a Perceval con tanta fuerza que le rompe el yelmo y la cofia de hierro y si la espada 


no se le hubiera vuelto en la mano, lo hubiera matado sin dificultad, pero no tiene la fuerza suficiente como para mantenerse en la silla, sino que va al suelo con tal golpe que no sabe si es de día o de noche. Aquel combate se realizó ante una ermita donde había una anacoreta, que al ver a Galaz le dijo:

—Id con Dios y que Él os conduzca. Si os conocieran tan bien como yo os conozco, ciertamente no habrían tenido la osadía de atacaros.

Cuando Galaz oye estas palabras, le entra un gran miedo de que lo reconozcan. Pica su caballo con las espuelas y se van tan deprisa como puede el animal. Cuando aquellos se dan cuenta de que se va, cabalgan a toda prisa. Pero les resulta claro que no lo podrán alcanzar y se vuelven, tan dolientes y tan tristes que querrían morir sin demora, pues odian mucho sus propias vidas, y entonces se meten en el Bosque Devastado.

Así se quedó Lanzarote en el Bosque Devastado, doliente y triste por el caballero que ha perdido, y dice a Perceval:

—¿Qué podremos hacer?

Perceval responde que no sabe cómo encontrar consuelo a su tristeza por no haber alcanzado al caballero.

—Y, además —continúa Perceval—, la noche nos ha sorprendido en un lugar tal del que no podremos salir nunca más si la ventura no nos lanza fuera. Por eso creo que lo mejor es volver al camino, ya que si empezamos a desviarnos desde aquí, no creo que encontremos el sendero adecuado en mucho tiempo. Vos haced lo que os guste, pero yo creo que será mayor nuestro provecho si nos volvemos que si seguimos adelante aquí.

Lanzarote dice que de grado no se volvería, sino que buscará al que lleva el escudo blanco, pues no volverá a encontrarse bien hasta que no sepa quién es.


                                                         La búsqueda del Santo Grial, trad. Carlos Alvar.

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