YERMA, «TRAGEDIA DE LA MUJER ESTÉRIL»


Es el año 1934. Un Federico García Lorca (1898-1936) en pleno apogeo creativo concede una entrevista al también escritor Juan Chabás para las páginas del diario Luz:

«Ahora voy a terminar Yerma, una segunda tragedia mía. La primera fue Bodas de sangre. Yerma será la tragedia de la mujer estéril. El tema, como usted sabe, es clásico. Pero yo quiero que tenga un desarrollo y una intención nuevos. Una tragedia con cuatro personajes principales y coros, como han de ser las tragedias. Hay que volver a la tragedia. Nos obliga a ello la tradición de nuestro teatro dramático».

 


**La obra se estrena en el Teatro Español (Madrid) en diciembre de ese mismo año, con un éxito total de crítica y público. 


Cuadro I


 

Al levantarse el telón está YERMA dormida con un tabanque de costura a los pies. La escena tiene una extraña luz de sueño. Un pastor sale de puntillas mirando fijamente a YERMA. Lleva de la mano a un niño vestido de blanco. Suena el reloj. Cuando sale el pastor la luz se cambia por una alegre luz de mañana de primavera. YERMA se despierta.

 
 

Canto.

 
VOZ

 (Dentro.) 

A la nana, nana, nana,
a la nanita le haremos
una chocita en el campo
y en ella nos meteremos.

YERMA.— Juan, ¿me oyes?, Juan.

JUAN.-  Voy.

YERMA.-  Ya es la hora.

JUAN.—  ¿Pasaron las yuntas?

YERMA.—  Ya pasaron.

JUAN.—  Hasta luego.  (Va a salir.) 

YERMA.—  ¿No tomas un vaso de leche?

JUAN.— ¿Para qué?

YERMA.—  Trabajas mucho y no tienes tú cuerpo para resistir los trabajos.

JUAN.—  Cuando los hombres se quedan enjutos se ponen fuertes como el acero.

YERMA.—  Pero tú no. Cuando nos casamos eras otro. Ahora tienes la cara blanca como si no te diera en ella el sol. A mí me gustaría que fueras al río y nadaras y que te subieras al tejado cuando la lluvia cala nuestra vivienda, veinticuatro meses llevamos casados y tú cada vez más triste, más enjuto, como si crecieras al revés.

JUAN.-— ¿Has acabado?


TEXTOS Y SUGERENCIAS

Yerma vive como mujer una profunda contradicción. Acepta el rasgo fundamental que definía el modelo femenino predominante en la sociedad de su tiempo, el destino maternal, pero se rebela frente a otras de sus características. No se resigna, no acepta pasivamente su esterilidad, no calla en silencio el dolor de su pena, se enfrenta abiertamente a la autoridad marital. El autor la presenta atrapada en una situación límite que pone de manifiesto, mejor que cualquier alegato, las contradicciones del sistema patriarcal imperante y la victimización que las mujeres sufrían por su causa. Yerma vive obsesionada con la idea de ser madre.

     Pilar Nieva de la Paz, . “Identidad Femenina, Maternidad y Moral Social: ‘Yerma’ (1935), de Federico García Lorca.” Anales de La Literatura Española Contemporánea, vol. 33, no. 2, 2008, pp. 373–94. JSTOR, http://www.jstor.org/stable/27742558.


Comentarios